jueves, 13 de marzo de 2014

El colmo del relativismo ético o cómo legalizar la eutanasia infantil
Se pretende justificar la eutanasia solicitada por niños y adolescentes enfermos en que se trata de un “derecho humano”. Y ello es absolutamente falso
Lamentablemente Bélgica no es el primero en legalizar la eutanasia ni la eutanasia infantil. Tristemente le preceden sus vecinos Luxemburgo, Holanda y Suiza.
Si la eutanasia es una práctica abominable, aunque se la busque justificar como “muerte dulce”, ella se practica a pedido de personas mayores. Pero pretender justificar el quitar voluntariamente la vida a petición de otro cuando ese otro es un menor de edad, resulta difícil de digerir.
Pero la cultura del relativismo todo lo puede, no se para en ningún lado. Es insaciable. Se pretende justificar la eutanasia solicitada por niños y adolescentes enfermos en que se trata de un “derecho humano”. Y ello es absolutamente falso. En primer lugar porque no existe un derecho humano a solicitar la propia muerte propinada por los servicios de salud. Sí existe un derecho humano a reclamar calmantes y sedación al punto que hoy un moribundo no experimenta prácticamente sufrimiento antes del desenlace fatal.
Por intermedio de “CitizenGo” se juntaron 210.000 firmas para que el Rey de Bélgica no firmara la ley de eutanasia infantil. Hace pocos días nos alegrábamos todos los provida del mundo de que el Rey recibiera dichas firmas con la esperanza que las mismas tocaran su corazón y lo exhortaran a meditar antes de estampar mecánicamente su consentimiento.
Pero las consecuencias del relativismo ético, que campea en Europa, fueron más fuertes. Acaba de firmarla y convertirla en ley. Ahora otro Estado supuestamente del mundo “civilizado” aceptará en forma preceptiva, en forma vinculante, la voluntad de un crío o de un adolescente, naturalmente menores de 18 años, -incluso en contra de la voluntad de sus representantes legales-, que el servicio de salud en el que se atienden les quite la vida en nombre de una supuesta caridad que no es tal porque la vida es un don y ella, que la recibimos gratuitamente, no nos pertenece. Nos preguntamos, ¿la Convención de los Derechos del Niño no rige para los Estados que han legalizado la eutanasia? Para los creyentes, Dios es el autor de la vida, quien la da y quien la quita. Pero el rechazo a la eutanasia en general y a la infantil en particular no pasa por la fe sino por la moral natural y por la lógica. ¿Quién es el hombre para disponer, cuan si fuera un ser superior, sobre la vida de otra persona, aunque sea ante su propio petición?
Es la cultura del relativismo ético la que genera estos estragos. Ante ello nos rebelamos y decimos un NO grande a la falta de respeto a la vida, a los valores de cuidarla y defenderla como todo médico jura cuando se gradúa. Es tan disparatado considerar “acto médico” a practicar un aborto como a realizar una eutanasia. Dejemos la ideología y volvamos a lo natural: cuidemos de la vida, de la débil naciente como de la débil muriente. Honremos la vida y no la tratemos como si fuera una “cosa” disponible.



 No importa cuál sea su Dios Simplemente de gracias porque no es usted el modelo de la foto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me dio dos luceros que cuando los abro 
Perfecto distingo lo negro del blanco 
Y en el alto cielo su fondo estrellado 
Y en las multitudes el hombre que yo amo. 

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me ha dado el oído que en todo su ancho 
Cada noche y días 
Grillos y canarios, martillos, turbinas 
Ladridos, chubascos 
Y la voz tan tierna de mi bien amado. 

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me ha dado el sonido y el abecedario 
Con el las palabras que pienso y declaro 
Madre, amigo, hermano y luz alumbrando, 
La ruta del alma del que estoy amando 

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me ha dado la marcha de mis pies cansados 
Con ellos anduve ciudades y charcos 
Playas y desiertos, montañas y llanos 
Y la casa tuya, tu calle y tu patio. 

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me dio el corazón que agita su marco 
Cuando miro el fruto del cerebro humano 
Cuando miro el bueno tan lejos del malo 
Cuando miro el fondo de tus ojos claros. 

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto 
Así yo distingo dicha de quebranto 
Los dos materiales que forman mi canto 
Y el canto de ustedes que es el mismo canto 
Y el canto de todos que es mi propio canto



                                                                                       Cancion de Mercedes Sosa

                                                                             Articulo Publicado por Romelia Medina




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